miércoles, 29 de octubre de 2008

Ejercicio cinco. El orden de los acontecimientos

Todo lo que sucede en una narración sucede en el tiempo. Unas cosas antes y otras después. Parece, pues, que el orden natural en una narración es empezar por lo que pasa antes y acabar por lo que pasa después. Es lo que se llama desarrollar la trama linealmente.
Pero no es necesario hacerlo así. Podemos empezar por lo último o por lo intermedio, y también ordenar los hechos con un orden que nada tenga que ver con el temporal. Como cualquier otro cambio (nada es gratuito en una narración) el cambio en el orden en que se narran los hechos tiene efectos que un buen narrador debe manejar.
Un ejemplo (quizá producido por el azar). Conocimos primero (vosotros no debíais ni haber nacido) a Lord Bader, malo entre los malos, y luego a Ánakin Skywalker; y nuestra visión de la generosidad, la entrega y el valor de este último se tiñó de un patetismo que no habríamos percibido si a la valerosa imagen del niño conductor de vainas no se superpusiera como un futuro inevitable la negra figura del Lord.

El ejercicio cinco va a ser escribir un relato cuya trama no tenga un desarrollo lineal. No es necesario que os lo inventéis, podéis contar una historia conocida (un cuento tradicional, una película…) pero cambiando el orden. Procurad que el cambio no sea arbitrario, que tenga alguna intención, aunque sea tan sencilla como que el principio sea más intrigante o más emocionante.

viernes, 17 de octubre de 2008

Ejercicio cuatro. Un narrador protagonista

Dicen que cada uno cuenta la historia según le va en ella, ergo… cambiar el narrador es cambiar la historia.
Este cuarto ejercicio va a consistir en eso. Vais a cambiar el narrador externo y omnisciente de los cuentos tradicionales por un narrador protagonista. Para el cambio os propongo El porquerizo de Hans Christian Andersen, que leímos en clase. Los chicos podéis escribir el cuento contado por la princesa y las chicas, por el porquerizo.
El cambio no debe ser sólo un cambio en la persona gramatical. Recordad que al cambiar el narrador la historia debe cambiar.
Pensemos en la princesa. Es bella y caprichosa y ha tenido la más regalada de las vidas, seguramente ha tenido siempre todo lo que ha deseado. Pero ahora está llorosa y sola, mojándose bajo la lluvia. Su consentidor padre le ha dado con la zapatilla en la cabeza cuando le estaba dando al porquerizo el octogésimo sexto beso y, lo que es peor, la ha puesto de patitas en la calle. Y el vengativo porquerizo le ha dado con la puerta en las narices y se ha encerrado con dos vueltas de llave en su pequeño reino. ¿Cómo contará la historia? ¿Estará rabiosa o desconcertada y llena de miedo? Todo lo que cuente tiene que estar visto a través de sus ojos y así, la maravillosa rosa no valdrá nada y el puchero y la carraca serán los objetos más deseables. ¿Cómo verá al porquerizo? ¿Será nada, un mero obstáculo que le impide obtener el juguete que tanto ansía?...
Preguntas parecidas habrá que hacerse si el que cuenta el relato es el porquerizo. ¿Ha estado enamorado de la princesa? ¿Lo sigue estando? ¿Por qué se disfraza de porquerizo? ¿Para vengar su orgullo herido? ¿Para darle una lección a la princesa?... ¿Cuáles son sus sentimientos ahora que la ha dejado abandonada?...
Pensad en todo ello y en más cosas antes de poneros a escribir.
Nota: si tenéis un cuento tradicional favorito y preferís utilizarlo para el ejercicio podéis hacerlo. Contad, por ejemplo, el cuento de pulgarcito desde el punto de vista del ogro o el de Blancanieves desde el punto de vista de la madrastra.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Ejercicio tres. La magia de las palabras

La asignatura de Lengua es la más importante y la más útil. En ella se aprende (se debería aprender) la magia de las palabras. Ningún conocimiento puede resultarnos más provechoso. Si supiéramos utilizar las palabras justas, hasta los objetos responderían a nuestros deseos. Diríamos, por ejemplo, “ábrete, sésamo”, y la puerta que guarda el tesoro fabuloso de los ladrones se abriría para nosotros.
Pero -¡ay!- la de las palabras es una magia poderosa pero extremadamente difícil. Un gesto o una risita o un tono de voz inadecuados, un adjetivo mal puesto, un verbo que debió ser un sustantivo abstracto… pueden acarrear el fracaso del embrujo mejor ideado. Y esa mujer (o ese hombre) que queríamos enamorar se ríe de nosotros o se enfada; y ese profesor que queríamos que nos cambiara el examen, nos lo pone más difícil; o esos alumnos que queríamos emocionados con la lectura del más hermoso de los poemas, se aburren y bostezan.
Enseñaros los arcanos de tan difícil magia no está al alcance del aprendiz de brujo que es vuestro profesor, que sólo los conoce parcialmente y acaso no los entiende del todo, pero la magia nadie la entiende del todo. ¡Qué fácil enseñar ciencias exactas!

El primer ejercicio de redacción que tenéis que escribir es una carta que sea una declaración de amor. Pensad bien en quién la escribe (puede no tener nada que ver con vosotros) y en quién la recibe.
Es una situación en la que todo el mundo querría ser el más hábil mago de las palabras. A ver que tal os desenvolvéis.

Ejercicio dos. Creación del cuaderno

Una vez pensado el nombre de ese escritor que vas a ser y del cuaderno donde vas a escribir, tienes que crear este último. Para ello puedes pinchar en Crear un blog en la barra azul y seguir las instrucciones. Necesitarás una cuenta de correo electrónico.
Una vez hayas creado tu cuaderno, vuelve y déjame un comentario en esta entrada. Algo como: "Señor mago Merlín, soy el rey Arturo y mi cuaderno se llama Crónica de Camelot. Está usted invitado a leerlo." O, si sois más atrevidos y no teméis a la nigromancia, "Hola Merlín, soy Arturo y mi cuaderno se llama Cuaderno de Arturo. Pásate por él."

Ejercicio uno. La importancia de los nombres

Lo primero que hizo Alonso Quijano para crear a don Quijote fue buscar un nombre para él y para su caballo. Imitémosle: busca un nombre para el escritor que vas a ser y para el cuaderno donde vas a escribir.
Como podéis ver, el que yo he elegido -un poco presuntuosamente- es el de mago Merlín. A lo mejor usando esta máscara se me transfiere un poco de la sabiduría y la magia del personaje.

Principio

En este espacio virtual vais a tener que ser escritores (o fingir que lo sois). ¿Qué significa ser escritor? Que para uno la escritura importa más que nada.